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LECTURAS PARA LA VIDA: ¿Amor libre o poliamor? cartas de Simone a Paul

segunda-portada
Foto(s): Cortesía
Redacción

Mónica Ortiz Sampablo

 

Primera de cinco partes

Ambos eran escritores, filósofos, activistas, franceses y amantes de la libertad. No conocían dueño, no se asumían como posesión de nadie, sin embargo, desde que se encontraron generaron una relación que los mantendría juntos más allá de la muerte, sin necesidad de vivir juntos.

Esta pareja es icónica, no necesariamente porque se considere como ideal; para su tiempo más bien era una pareja extraña, no se ajustaba a los cánones de la época que en ese entonces existían, sobre todo si nos referimos al papel de la mujer: abnegada, sometida, dadora y dedicada al hogar. Estamos hablando de 1929, año en que estos dos intelectuales se conocen en la Escuela Normal Superior de París. 

Esta relación ha sido muy estudiada precisamente por su naturaleza rebelde. Actualmente se escucha hablar de los poliamorosos, que son esos seres que deambulan sin responsabilidad alguna en sus relaciones amorosas, pero ¿por qué se maneja este término al referirnos a la relación de Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre? Ha de ser porque mientras estaban en su relación compartían sus aventuras amorosas sin el menor reparo, lo cual está plasmado en las cartas que se escribían.

“Querido pequeño ser: Quiero contarle algo extremadamente placentero e inesperado que me pasó: hace tres días me acosté con el pequeño Bost. Naturalmente fui yo quien lo propuso, el deseo era de ambos y durante el día manteníamos serias conversaciones mientras que las noches se hacían intolerablemente pesadas. Una noche lluviosa, en una granja de Tignes, estábamos tumbados de espaldas a diez centímetros uno del otro y nos estuvimos observando más de una hora, alargando con diversos pretextos el momento de ir a dormir. Al final me puse a reír tontamente mirándolo y él me dijo: “¿De qué se ríe?”. Y le contesté: “Me estaba preguntando qué cara pondría si le propusiera acostarse conmigo. Y replicó: Yo estaba pensando que usted pensaba que tenía ganas de besarla y no me atrevía”. Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas”. 

Simone escribió esta misiva a su “pequeño ser” en 1938. La carta finaliza expresando que a su regreso lo estará esperando, pues tiene muchas ganas de pasar horas interminables con él. Continuará el próximo miércoles…

 

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