A ratos contaba los cuadros del piso que tenía que avanzar, cual tablero de ajedrez, antes de llegar a mi meta, la ventanilla 3; me pareció más amigable...
El mes pasado escribí una nota acerca de la herida narcisista y una de las cosas que yo mencionaba era el duro golpe que la realidad me había asestado...
Nací José, en el solsticio de verano. Un día de los dos más largos del año que, a la larga, valga la redundancia, se convertiría en mi sonata de burla.