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EL LECTOR FURTIVO: Una sinfonía de horror por la mañana

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

 

Hoy me levanté muy temprano para lavar la cristalería que había quedado pendiente de la fiesta de la noche anterior; y para hacerme acompañar en esta madrugadora tarea, encendí el televisor. Haciendo zapping, no sé por qué artes, apareció "Nosferatu", una sinfonía del horror del cineasta alemán F. W. Murnau. 

Eché a andar la peli y comenzó a sonar una magnífica apertura. Poco en realidad pude ver de la cinta, porque estaba concentrado en mi tarea doméstica, pero sí lo suficiente para percatarme de que se trataba de una versión restaurada en alta definición, y para que llamara mi atención un primer intertítulo que advierte que esta película está basada en la novela "Drácula", de Bram Stoker.

Lo primero que vino a mi mente fue que la versión original de la película, muy probablemente omitió esa primera advertencia, porque hasta donde estoy enterado, para escribir su guión, Murnau se basó libremente en la novela "Drácula", del afamado autor irlandés recién fallecido, pero sin contar con el permiso correspondiente. Por esta razón, el estreno de "Nosferatu" supuso una álgida pelea legal contra Florence Balcombe, viuda de Bram Stoker.

Si bien Murnau construyó un universo visual único —oscuro y asfixiante, hermoso a la vez que sobrecogedor—, lo cierto es que el cineasta versionó la novela y no lo disimuló mucho. Pero no es que el hombre fuera un sinvergüenza cualquiera. Llevado por su visión cinematográfica, que ya para ese momento debía tener tintes de obsesión y un tanto acorralado por los compromisos con quien lo financiaba (la productora PRANA), Murnau se tomó la libertad de cambiar el título de su película, así como el nombre de su protagonista y el de algunos lugares, algo que convenientemente se podía hacer desde los intertítulos, ya que se trataba de cine silente. 

El sentido común nos hace pensar que los productores no pensaban ingenuamente que la viuda del autor de Drácula no se enteraría del hecho y mucho menos que se quedaría de brazos cruzados, sino que una vez dado el palo, se disculparían con ella y negociarían una compensación económica.

Sin embargo, no tomaron en cuenta que la Señora Balcombe sería implacable; sin escuchar sus razones entablaría una demanda de la que ellos y Murnau salieron perdedores, siendo obligados a detener la exhibición de su película y a destruir todas las copias, un duro revés para el también director de "La cabeza de Jano" (1920) y "Amanecer" (1927).

Reparé entonces que la versión restaurada de la cinta que vi por la mañana, o mejor dicho, escuché mientras lavaba los trastes, es el resultado de una ardua labor de personas que se preocuparon por recuperar fragmentos de la cinta desperdigados por el mundo, hasta que pudieron reconstruir el metraje casi en su totalidad y, obviamente la musicalización, ya muy contemporánea, autoría del español José María Sánchez-Verdú —que acompaña mejor las incidencias de la película— es un añadido a la cinta muda, en un intento por darle nueva vida, más acorde con su nueva versión restaurada.

 

"Marnau se tomó la libertad de cambiar el título de su película, así como el nombre de su protagonista". 

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