Esmeralda Aragón
—¡Confiese!
—¿Para qué? ¿Para que ustedes se enteren? ¿Para que me juzguen? Para mí, no hay algo por confesar, pero si quieren enterarse, con gusto daré placer a sus morbosos oídos, a su alborotada imaginación llena de religión y culpa.
"No creo confesarme porque ante mis ojos, todo es claro y no veo daño en mí, ni para mí. Pongan atención: tengo un amante, ¿o dos? Sí, tal como lo escuchan, tengo un amante que a todas horas me visita, de día y de noche. Muchas veces sin decir nada nos entregamos con pasión, nos comemos, nos devoramos hambrientos de amor. ¿Qué culpa hay en eso? ¿La de usted? No se preocupen, eso se quita rezando.
" ¡A mí déjenme en paz! ¿Que si le escribo? ¿Por qué no he de hacerlo? Cada vez que puedo, cuando nadie me ve, cuando todos duermen, al menos cuando eso creo. Le dejo mensajes llenos de amor, de coquetería y de lujuria, todos mis mensajes llevan fuego, le escribo de sus manos, de sus pies, de su cara, de su belleza, de su cintura, de sus ojos, de sus cabellos, de sus poros, de su pecho, de sus vellos, de sus verdades y de sus mentiras, y también le miento, le escribo como quiera ¡total! Ni siquiera sé con qué intención me lee, no sé si sabe leer bien. No sé si sabe de respetar los breves silencios que ofrece una coma. Eso sí, ninguno de mis escritos lleva punto final. Ni siquiera sé si se ha dado cuenta. Le escribo, no para que me responda, pero sí para que se entere del deseo que le tengo, por si cae, por si tiene ganas de mí, de lo que soy.
"Cuando me visita nos amamos, al menos eso nos hacemos creer. Me dejo ir y venir a chorros, nos mojamos, nos batimos y al final nos limpiamos. Como antes de comer uno se lava las manos, ¿para qué? si comerás una sopa instantánea y un refresco de cola.
—Pero es usted casada.
—Sí, ¿y qué?
—No tiene usted respeto.
—¿Por él o por mí?
—Por él.
—¿Por qué debo tener respeto por él? ¿Es acaso él más que yo? De todas formas a él no le importa.
—¿Cómo sabe?
—Lo sé y punto.
—No le creo.
—¿Y quién le ha dicho que a mí me importa que usted me crea?, ¿quién? ¿Quiere que le enliste las fallas que usted tiene ante mis ojos? ¡Qué pérdida de tiempo! Estoy segura que al final, usted terminará aceptando lo que le convenga, igual que yo.
"Les decía: tengo un amante ¿o dos? Eso no importa, lo busco con mi falda corta y con la blusa abierta, lo veo con lujuria de arriba a abajo, le lanzo indirectas muy directas, fáciles de entender, por si es lento en aprendizaje. ¡Total! Lo quiero para cogérmelo nada más, nada serio, para un rato. ¿Cómo dicen ustedes?, de capilla pues, si tengo mi catedral, católicos han de ser".
—¿Y su esposo, qué dice?
—Se hace el que no ve, el que no entiende y seguimos con la rutina de casados, como si nada. ¡Total! él hace lo mismo y punto.
—¿Cómo lo sabe?
—Porque me cuenta a medias, porque él cree que estoy dormida, porque lo sé y punto, en fin, ya me acostumbré a callar, a hacer como si nada. Aprendí de él y aprendí muy bien, yo no soy de lento aprendizaje.
—¡Sinvergüenza, descarada! No tienes perdón de Dios.
—¿Y debo tenerlo? ¿Y usted lo tiene? ¿Y él lo tiene? ¡Total! ¿Qué tanto es tantito?
—Mátenla.
—Crucifíquenla.
—¡Hay que quemarla, por traicionera!
—¡Primero que pida una disculpa pública!
—No sé qué hago explicándoles a ustedes ¡total! (…)
(Continuará el próximo sábado).
Semblanza
Esmeralda Aragón. Es madre, actriz de teatro y titiritera originaria de la comunidad El Coyul Huamelula, Tehuantepec, Oaxaca. Co fundadora, co directora, dramaturga y gestora de la compañía teatral Pelo de gato, un ojo al teatro y otro al garabato. Su obra de teatro unipersonal "El Coyul", de la cual es autora y actriz, ha participado en la Muestra Nacional de Teatro y ha cumplido más de 100 representaciones en distintas ciudades del país.
