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Resienten pacientes falta de personal en Hospital de la Niñez Oaxaqueña

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Nadia Altamirano Díaz / Fotos: Emilio Morales

Buscar un diagnóstico a la fiebre recurrente que desde abril experimenta su hija Eisy, trajeron por primera vez a Evodio Zarrazuela al Hospital de la Niñez Oaxaqueña Doctor Guillermo Zárate Mijangos, donde ambos tuvieron que esperar cuatro horas para una primera consulta de valoración.

Para ambos fueron once horas transbordando unidades del servicio público desde San Lucas Atoyaquillo, la única forma en que pudieron recorrer más de 400 kilómetros y llegar a San Bartolo Coyotepec, donde se encuentra el único hospital con especialidades pediátricas en Oaxaca.

La falta de alimento y la febrícula agotaron a Eisy, quien duerme en una silla metálica, mientras su padre trata de entender la falta de personal que les permita una atención más pronta.

Su estado de ánimo y preocupación le impiden exigir atención, sabe que lo único que puede hacer es esperar: “Muchos como nosotros vienen de fuera, con la esperanza de que nos atiendan más rápido, pero pasan cosas y uno no dice nada porque qué podemos hacer, estamos al mandato de lo que nos otorguen”.

Evodio no evita llorar cuando habla que entre consultas con médicos particulares y estudios en Santiago Jamiltepec, o las visitas al Hospital de Pinotepa para que le dieran su pase al Hospital de la Niñez, han sido vueltas que le han llevado a gastar unos 30 mil pesos.

Si el campo que le ha dado sustento a su familia le permitiera tener suficientes ingresos, pagaría más por la salud de su tercera hija, la de en medio por quien llora, sabe que si están aquí es porque pasa algo grave con su salud.

El desgaste

Junto con el diagnóstico, Evodio ignora si habrá medicamentos y especialistas para que puedan intentar que la salud de Eisy mejore.

“Tengo miedo de que sea algo grave, por el desgaste de uno mismo y del dinero”, expresa sin pena.

Cruz Haidé Bautista Martínez conoce bien el desgaste de tener una hija con una enfermedad grave.

Desde finales de noviembre que le daignosticaron leucemia linfoblástica aguda de alto riesgo por la carga tumoral a Emari, tuvo que dejar de vivir en Tlaxiaco y rentar dos meses en una casa cercana al hospital.

“El cáncer era muy agresivo, estaba avanzando muy rápido y el 3 de diciembre inició con quimios. Las primeras seis semanas prácticamente veníamos todos los días, después cada 12 días para que se internara cinco días, después de cuatro ciclos empezó a venir de uno a dos días cada semana”, una rutina que repetirán durante tres años de tratamiento.

Entre el 19 y 20 de octubre se va a internar por cinco días porque la quimioterpia tendrá una dosis más alta, pero sus citas se habían alterado porque su médica tratante fue parte de los 57 trabajadores eventuales a quienes no les renovaron el contrato el 16 de septiembre.

“El 17 de septiembre ella tenía cita, llegamos al hospital, pero se la cancelaron porque no había hematóloga y hasta el 12 de octubre se la darían con la que está en las mañanas, el problema es que el 4 de septiembre mi hija recibió su última quimio y para un niño con tratamiento oncológico no debe pasar de un mes sin su tratamiento”, explica.

Haidé se negó a esperar e hizo saber a los directivos la urgencia de que su hija recibiera atención “para que el cáncer no avance”.

Así tuvieron que volver a Tlaxiaco hasta que el jueves de la semana pasada retomaría la atención.

Viajar horas por atención especializada

La angustia es que “hasta ahorita es incierto qué es lo que va a pasar, aquí se ha batallado para encontrar hematóloga y oncóloga”, aunado a que se deben conseguir medicamentos oncológicos y aquellos que no cubre el hospital cuando se enfrentan infecciones. 

Que no exista el medicamento y “venir de lejos” es para Manuela Bautista Juárez la peor combinación para una familia con un paciente con cáncer, como su sobrino Miguel Ángel de 16 años.

“No tenemos conocidos, se hace difícil porque tenemos que luchar para tener ese medicamento, pero ese gasto grande no es todo, si él no tiene los medicamentos se pone grave y eso nos preocupa cuando nos dicen que no hay, por eso hacemos la lucha”, afirma con voz suave.

A ella y a Miguel Ángel les ha tocado en el último mes estar fuera de San Antonio Sinicahua, a 202 kilómetros del hospital.

Como tía, intenta suplir los cuidados de la mamá del adolescente que vendrá la otra semana porque en su comunidad debe cuidar de otros tres hijos.

Tanto Haidé como Manuela quisieran que las autoridades piensen en los 145 niños, niñas y adolescentes que hacen un esfuerzo por sobreponerse al cáncer en un hospital que tiene pendiente de recibir de la Federación medicamentos y volver a contar con personal especializado que dejó de trabajar el 16 de septiembre porque al igual que a otros 2 mil 100 trabajadores eventuales no se les renovó el contrato.

El nosocomio 

--Hospital de la Niñez Oaxaqueña Doctor Guillermo Zárate Mijangos 

Fue inaugurado el 28 de octubre de 1998

Inició funciones el 15 de noviembre de 1998

--Cuenta con:

60 camas censables y 50 camas no censables

3 quirófanos funcionales con área de recuperación

24 consultorios

--Debe ofrecer:

17 especialidades clínicas

9 especialidades quirúrgicas

7 servicios de apoyo como estomatología, nutrición e inhaloterapia.

Su población potencial es de 1.3 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 18 años

Desde el 16 de septiembre se quedó sin 57 trabajadores eventuales, entre médicos especialistas, enfermeras y personal administrativo

 

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