En 1970, al grito de “¡Que se haga una paz verde!” una organización de activistas ambientales llamada “Don’t Make a Wave” enviaba un barco a la isla de Amchitka, en Alaska, para intentar frenar unas pruebas de armas nucleares que realizaba Estados Unidos.
Un año después, el 15 de septiembre de 1971, los ambientalistas a bordo del Phyllis Cormack partió de Vancouver hacia Amchitka con el objetivo de "enfrentar" definitivamente la bomba.
No obstante, fueron interceptados antes de llegar a su destino, y el 6 de noviembre una bomba atómica subterránea rompió la isla, abriendo fisuras y empujando radiación mortal hacia sus alrededores.
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A pesar de ello, este grupo de ambientalista había instaurado una estrategia de acción directa llamada a convertirse en pro de la paz verde en azote de contaminantes. Había nacido Greenpeace.
Las organizaciones de Greenpeace ahora se pueden encontrar en 57 países con miles de trabajadores y voluntarios, además de millones de simpatizantes.