Muchos gobernadores, verdaderos caciques de sus estados, militares, burócratas, la prensa y las clases sociales más adineradas y socias del sistema, apostaron al fracaso del gobierno constitucional.
El 18 de febrero de 1913, Francisco I. Madero y José María Pino Suárez fueron víctimas de traición y convertidos en prisioneros dentro de Palacio Nacional.