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Lecturas para la vida. Cuentos del doctor lector. Luz de luciérnaga

luz-enfermedad
Foto(s): Cortesía
Redacción

Juan Pablo Reyes Ortíz

Tercera de seis partes

Mi amor. Yo no sé ni qué pensar. No sé si Dios, yo, los doctores, mi hijo, ¿Quién? ¿Quién tiene la culpa de que Maiken no esté con nosotros? No me sirve el cielo para llenar su ausencia ¡Yo sólo lo quiero abrazarlo, escucharlo, aunque nada más estuviese acostadito! ¡Uno no es madre para enterrar a los hijos! No es justo.

-Trato de entenderte mami Biani, me siento mal por no tener palabras para consolarte. A mí tampoco, ninguna promesa de paraíso me convence para aceptar que tengo que partir. Lo más difícil de estar enfermo, es que antes de tener respuestas, he tenido que llorar la muerte de mis amigos. La gente grande piensa que al decirnos que no saben por qué no han regresado los demás niños a seguir su tratamiento, tarde que temprano dejaremos de preguntar qué les ha pasado. Pero dentro del hospital, todo se vive en una sola familia y nos da mucho miedo que nosotros seamos el siguiente paciente en no volver.

-Sí, mi amor. Si no hablamos de eso, es porque no hay razón de hablar de la muerte. Nadie la desea, y ustedes no tienen por qué atormentarse.

 

 

-En realidad, el silencio lastima más. Ahora Maiken acaba de partir, mi mejor amigo, mi hermano, sé que mis días están contados, aunque mi familia no lo diga, desde mi interior no dejan de salir más y más preguntas, que nadie responde.

-Es cierto preciosa, Hoy más que nunca no entiendo nada de la vida y ninguna razón me llena este vacío. Yo solo quisiera que Maiken estuviese a mi lado.

-Yo también he deseado solamente estar al lado de mi familia, era lo que día a día me motivaba a salir de la terapia intensiva. Ha sido un sueño dentro del mar de opiniones que todo el tiempo escuchaba: va mejorando, se va a morir, despidanse, tengan fe; llanto de dolor, de alegría; unos niños dejan las camas, llegan nuevos pacientes y uno sigue con el mismo cuerpo acostado; aparece la luz blanca, mis papás, mis hermanos, compañeros van y regresan. En la terapia el tiempo no existe, hasta que te hacen toser al quitarte el tubo de la boca.

Continuará el próximo miércoles…

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