Pasar al contenido principal
x

Consultorio del alma: cuenta conmigo | Renunciar para ser padres

consultorio1
Foto(s): Cortesía
Redacción

Claudia Sofía Méndez Morales

El sábado salí a cenar. Eran 10:30 de la noche; un hombre con uniforme de instalador de antenas cenaba con sus hijos, una pequeña de unos 6 años de edad y su hermanito de 3. El niño estaba inquieto, se paraba y quería observar qué cocinaba el taquero; para un padre cansado y hambriento, es difícil entender que ese pequeño es un explorador incansable; el niño no quiere permanecer sentado y él lo sienta por la fuerza. El niño empieza a llorar. El padre, al ver esto, envía a los niños al auto. Cuando los niños salen del local, el padre los alcanza y los mete al vehículo jaloneándolos. Él regresa al local y termina de cenar.

Las hipótesis

¿Qué pensó el padre al tener esta actitud? ¿Qué buscaba el niño? No lo sabemos, puedo suponer que el padre sólo quería saciar su apetito, y el niño sólo quería explorar, aprender, conocer. ¿La situación lleva a los padres a la desesperación, o es sólo la justificación para descargar la violencia hacia los hijos?

Muchas veces en la vida cotidiana, los padres privilegian sus necesidades y satisfacciones; “sólo quiero comer y que nadie me moleste”; se sienten con el poder o la autorización de violentar a los hijos, inclusive de tener la fantasía de desaparecerlos. 

Algunos padres comentan: "cuando era soltero podía desvelarme con los amigos", "de soltera era más delgada que ahora con hijos", "antes de tener hijos nuestra sexualidad era mejor"; es el anhelo de vivir sin hijos.

El maltrato

El maltrato no solo es físico, sino también con la palabra: cuando un niño hace berrinche, se escuchan frases como “si no te callas te va a llevar el señor de la basura”, expresiones que llevan la combinación de la orden más el chantaje. 

Con las conductas de los hijos que provocan frustración en los padres, se reactivan pensamientos y deseos de muerte al hijo, que después ocasionarán un sentimiento inconsciente de culpa. Éste, a su vez, se encadenará con otras conductas por parte de los padres; como comprarles el juguete favorito, aunque esto desbalancee la economía familiar.

El círculo vicioso

La triada de odio, culpa y amor se convierte en un círculo vicioso en las relaciones con los hijos; es decir, por odio te regaño, te golpeo, te maltrato; por culpa te recompenso, compro o te permito no respetar límites; por amor me cuestiono: "¿Por qué tengo esa actitud con mis hijos?"

La sobreprotección

Existe otro extremo, los devoradores de hijos que no permiten darles respiro, los que no quieren que su hijo se tropiece, menos que se caiga, que no les toque el sol. Cuando el hijo tose se piensa en una neumonía, no pueden evitar exagerar el malestar de sus hijos. 

Este tipo de padres no permite que sea el niño quien descubra formas de enfrentar y crear soluciones a las frustraciones que se le presentan en su diario vivir; impiden que el hijo crezca y pueda tener el control de su vida y de su cuerpo; el resultado: futuros adultos intolerantes a la frustración.

Tener hijos es renunciar a otras áreas de su vida, a pensar sólo en usted, sus gastos serán mayores. Si se siente abrumado con la tarea de ser padre, busque ayuda, así su hijo tendrá más oportunidades para ser feliz.

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/ 951 132 85 34 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.! Síguenos en Facebook: Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalítica A.C.-INEIP.

[email protected]

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.