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En Oaxaca, más de 1 millón de personas recurren al empleo informal

Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Texto y Fotos: Giovanna Martinez 

 

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), Oaxaca cerró el 2021 con 80.7 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) en situación de informalidad laboral.

En Oaxaca se estima que un millón 414 mil 169 oaxaqueños se encuentran en condición de informalidad, es decir, sin prestaciones como seguridad social, seguro médico, entre otros beneficios, expertos aseguran que el empleo informal está repuntando derivado de la crisis por el nuevo coronavirus.

En esta situación se encuentra Silvia Romay Pérez, comerciante de 69 años que desde hace más de 40 años se dedica a la venta de antojitos oaxaqueños. 

Doña Chivis, como la conocen, no tuvo otra opción para sacar a sus hijos adelante, más que ingresar al mundo de la informalidad, ya que al no contar con estudios de primaria, tuvo que luchar por conseguir un espacio en la calle. 

Herencia 

En su niñez, Silvia no tuvo la oportunidad de estudiar la primaria, ya que ella creció con sus abuelos y desde pequeña aprendió a trabajar, con los ojos inundados de lágrimas, Chivis da muestra de sus sentimientos, al mismo tiempo que agradece el cuidado de su abuela y abuelo. 

Originaria de San Miguel Peras, Oaxaca, cada domingo junto con su familia se esforzaba por vender ropa, fruta, comida y todo lo que les permitiera llevar sustento al hogar. 

Con el tiempo, ella se casó y se tuvo que mudar a la Ciudad de México, debido a problemas personales, tuvo que regresar a Oaxaca, con 25 años y cinco hijos, tuvo que buscar la manera de poder tener un espacio en la calle para trabajar.

Antojitos

Doña Chivis tuvo la oportunidad de conocer a un dirigente de la Unión de Artesanos y Comerciantes Oaxaqueños en Lucha (UACOL), quien le dio respaldo y la oportunidad de poder comercializar sus antojitos oaxaqueños por temporada. 

Ella acudía con su puesto de antojitos entre los que destacan las tlayudas de tasajo, chorizo y cecina, tacos fritos de pollo, quesadillas, tostadas, molotes, empanas de amarillo, verde, flor de calabaza y champiñones, asi como bebidas de chocolate espuma, chocolate de agua, cafe, entre otras.  

Recuerda que en aquel entonces no había problemas con los ambulantes como en la actualidad.  

Lamenta que debido a la pandemia los comerciantes tuvieron pérdidas económicas importantes, pero en la actualidad las ventas mejoraron un poco. 

“Hay que tener fe en Dios y echarle ganas para llevar el pan a nuestra casa, tenemos gente que llega y consume y eso nos pone felices a todos”, dice. 

“Trabajar me mantiene feliz”

Silvia lleva gran parte de su vida trabajando y eso la ha mantenido ocupada, asegura que se ve trabajando “hasta que Dios le preste vida”, ya que su principal preocupación es poder mantenerse. 

“Esto lo hago para solventar mis gastos y no quitarle a mis hijos nada, ya que ellos tienen obligaciones con mis nietos”.

Expresa que sus hijos le han pedido que deje de trabajar y disfrute su vejez, a lo que ella ha contestado que no quiere, ya que al no trabajar, Silvia siente que ya no se sentirá feliz y puede que la inactividad la agote. 

Inseguridad 

A pesar de su edad, Doña Chivis no ha enfermado, por el contrario, asegura que continuará trabajando en su puesto, pese a la inseguridad que actualmente existe, ya que asegura que en las noches tiene que quedarse en su puesto y cuidar sus herramientas de trabajo. 

Los antojitos de Doña Chivis es un puesto que de manera provisional está ubicado frente a la iglesia de San Francisco, junto con otros puestos atendidos principalmente por mujeres, quienes por las noches se quedan ante el temor a los robos.

“No importa la incomodidad que se tiene al dormir en nuestro puesto, ya que hemos visto que la inseguridad ha aumentado, han querido llevarse las cosas por las noches, por eso entre todos nos cuidamos y brindamos seguridad”. 

Una vida honrada

Sus manos dan muestra de viejas quemaduras, su experiencia con la comida es impecable, asegura que cada cocinera tiene su propio sazón a la hora de cocinar los alimentos, pero ella imprime amor en en cada platillo, lo que la ha mantenido en la preferencia y fidelidad de sus clientes.

Silvia expresa que su labor no le hace daño a nadie, que por el contrario, gracias a lo que hace, Oaxaca se ha dado a conocer a nivel mundial gracias a sus antojitos Oaxaqueños que permanecen en el gusto de los comensales locales, nacionales y extranjeros.

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